jueves, 20 de junio de 2013

Reseña del libro de Pantaleón, Jorge "De la carta al formulario" Maestrando: Ricardo Di Mario


“La articulación etnográfica””
Una Reseña
Libro reseñado: Pantaleón, Jorge. De la carta al formulario. Ides. Colección Serie Etnográfica. Bs.As. 2004.
Maestrando: Ricardo Di Mario
Universidad Nacional de General Sarmiento


De la carta al formulario es un trabajo de investigación etnográfica que tiene por objetivo la visualización de las relaciones de producción y reproducción de lo social, en la ciudad capital de la Provincia de Salta, durante la década de los noventa. El reconocimiento de los actores, principalmente demandantes y oferentes, a su vez divididos en técnicos y políticos; la diferenciación de las categorías de los viejos y nuevos modos de intervención estatal, que indica el paso de las formas de tratamiento y recreación de la pobreza del modelo de Estado de Bienestar, al de las políticas neoliberales y también dar cuenta del ritmo vertiginoso de esos cambios.
Para el autor resulta tan importante la descripción de los roles que juegan cada uno de esos actores que viven para y por lo social, como la ubicación/localización en un espacio concreto: El edificio de la SDSP creado por decreto en el marco de un momento histórico del cambio paradigmático del Estado, donde se juegan internas relaciones de poder entre funcionarios (desde el ordenanzas hasta el secretario). También se reconocen otro tipo de fronteras entre el adentro y el afuera del Estado, constituida por quienes pueden ingresar al edificio, a los programas, o a un proyecto, etc.
El objeto de conocimiento de este trabajo es el desarrollo social como una invención en un campo de reciprocidades donde problemas y soluciones recorren un camino desde que son reconocidos, y clasificados por los técnicos, hasta la demostración de sus soluciones en exhibiciones ritualizadas en las ceremonias de entrega de recursos. Estos actos se constituyen en modos de aproximación entre demandantes y oferentes.
Ante la pregunta inicial de qué hace el desarrollo social, sostiene la tesis de que el desarrollo social es una noción que se produce y se ejerce, produciendo y ejerciendo relaciones de reciprocidad que  legitiman las prácticas sociales de dominación y reproducción de esa dominación.
El camino de la argumentación
El autor divide su trabajo en las siguientes partes: una introducción en la que presenta su pregunta inicial, describe el objeto de su estudio, y se refiere a las metodologías que utilizó en la investigación; cuatro capítulos donde desarrolla el corpus de su recorrido etnográfico, dedicándole el primero a las cuestiones del espacio de la Secretaría de Desarrollo de la Provincia, el segundo y el tercero a las formas de peticionar que tienen los demandantes de desarrollo social (la carta y el formulario) y las relaciones sociales del “adentro y del afuera” de la secretaría, un cuarto capítulo donde describe  los actos de entrega de recursos en ceremonias oficiales; por último unas breves conclusiones que cierran las cuestiones planteadas y abre otras, y agrega un corpus de documentos en anexos utilizados en el trabajo y de gran valor para la estructura de su “campo”.
Para desandar el camino de la argumentación, propuesta por el autor, creemos que es importante empezar por la descripción de la observación que hace de los ritos, donde es posible la visualización de (todos) los actores involucrados en el campo, es decir en las ceremonias públicas de otorgamiento de los “dones”. Lo que observa en estos actos públicos es primordial para comprender las representaciones del desarrollo social en el “afuera” de la institución. En las ceremonias se visualizan los acercamientos, entrecruzamientos, superposicionamientos y distanciamientos entre actores y categorías constituidas por el campo, especialmente por su carácter público y ritual. Allí se pronuncian palabras-verbalizaciones, tanto por parte de los demandantes como de los técnicos y políticos; palabras de agradecimiento y usos de palabras (y carteles) propias de las “viejas” formas de la política social “intercaladas” con algunas de las “nuevas”. En ese juego lo “verdadero y lo falso” se constituye como objeto de pensamiento en un “específico” conjunto de prácticas discursivas y no discursivas, es decir un espacio social de relaciones objetivas y subjetivas.[1]

El autor  luego de haber visualizado, en los ritos oficiales, gran parte de las prácticas sociales en torno al desarrollo social, se ocupa del edificio de la secretaria detallando minuciosamente los espacios internos de la dependencia burocrática, y las luchas por esos espacios que representan la proximidad con el poder. En este apartado describe el edificio, las entradas y salidas, las galerías y pasillos, las oficinas y Salas.[2] Mediante gráficos y mapas el autor nos guía espacialmente por los campos de batalla representados en la distribución de esos espacios en función del poder que se detenta o se pretende. En el devenir histórico de la dependencia y sus antecesores se señalan los cambios espaciales y de denominación acordes a los cambios de políticas. Lo importante aparece en relación a lo que el autor resalta como “el merecimiento de un espacio propio” para existir se debe ocupar un espacio. También las categorías son campo de disputa, en la secretaría son creadas, recreadas, y manipuladas.[3]

Técnicos y políticos son analizados en función de lo que el autor llama “las cosas del pedir”. Básicamente este es un capitulo donde la descripción pasa por la visualización de los actores de desarrollo social. De la observación realizada en el campo, sobresalen dos grandes grupos, el primero los que demandan y los que otorgan; y el segundo los oferentes del desarrollo social divididos a su vez entre los de perfil técnico y los de perfil político.[4] El desarrollo social cobra existencia en estos dos modos. Uno, cuyo instrumento es la carta escrita por el carente/pobre, y el otro que se representa por el formulario llenado por la comunidad participativa.
Este capitulo le dedica casi excluyentemente el espacio a la carta escrita del demandante,  generalmente madres de familia, por lo que se envuelve la posibilidad de petición a una cuestión de localización y género. Estas cartas son entregadas a las autoridades, generalmente, en los actos de otorgamiento de recursos. Se afirma en este apartado que la presentación del pedido en forma escrita, acerca a las partes y en cierta forma hasta hace depender mutuamente tanto a las jerarquías políticas, a los asistentes profesionales, y a los demandantes. Los vínculos descriptos acá son constitutivos de los grupos interesados en el desarrollo social.
En cuanto a los técnicos, que podríamos considerar expertos  o agentes especializados, son los encargados de la producción de “problemas sociales” y de la formalización de categorías de población válida o inválida para ser sujetos legítimos de las intervenciones estatales. Por ejemplo, a través de la definición de "características" particulares y de la creación de conceptos y de taxonomías que implican cierta especialización pero que también requieren de un "discurso autorizado" o legítimo, que naturalice, instituyendo, esas diferencias.

En esta redistribución que nosotros proponemos, del orden dado por el autor, ubicamos en último lugar lo que dio en llamar: Los atributos de la novedad. En este espacio se analizan tanto los nuevos “mediadores de desarrollo social” (locales e internacionales, ONGs principalmente), como la apropiación que “la academia” hace de la temática del desarrollo social (otorgando títulos de grado y posgrado), la escolarización de las teorías científicas, así como la instrucción de los agentes de intervención estatal, mediante la confección de “formularios” previamente diseñados por los organizamos internacionales quienes financian lo social, a nivel local y regional.
La Cientifización del desarrollo social es analizada, tanto, a través de la expansión de nuevas lógicas y categorías, como de nuevos actores de intervención, locales o internacionales.
El desarrollo social se enseña, implica enseñar-aprender a completar el formulario a los nuevos actores en la cadena de mediación del desarrollo social. Para el caso de Salta el crecimiento explosivo de las nuevas ONGs formadas entre otros por titulados, profesores, y estudiantes universitarios, que podemos considerar representantes civiles de la sociedad que demandan, en nombre de ella, al Estado, luego de la desafiliación provocada por el cambio del modelo benefactor.
Las Nuevas y viejas categorías[5] son ingresadas a “desarrollo social” y al corpus del lenguaje de la representación de la división “Estado-Sociedad”.
La mirada etnográfica sobre el desarrollo social enfoca todos los actores involucrados dentro de cada caso local, poniendo énfasis en los procesos de interacción entre los actores, las organizaciones (ONG, Entidades barriales, etc), y los funcionarios.

Hay una necesidad en los trabajos etnográficos, y que Jorge Pantaleón alcanza claramente en este trabajo, es la necesidad de comprender el campo en su contexto. La perspectiva del autor se centraliza en el conocimiento de  la actuación y sobre los sistemas socioculturales locales. Cuando el investigador desarrolla una respuesta para un ámbito local, como en este caso, que puede ser considerada una encrucijada de fuerzas, de acciones y de perspectivas muy distintas, se está generando un posible modelo para aplicar a escala mayor. El antropólogo busca las estrategias conectivas, articuladoras, para interpretar las situaciones de dominación y de reciprocidad. En este campo hay algo en juego y es que los actores están dispuestos a jugar determinadas reglas, esas reglas las descubre el autor, como parte de un campo de fuerzas en lucha destinadas, unas veces a transformar y otras destinadas a conservar el tipo de relaciones. Los actores involucrados en estas luchas tienen en común un cierto número de intereses fundamentales representados, en el campo del desarrollo social, por formas de intercambio de bienes imaginarios y reales. Prácticas de reciprocidad que legitiman estas relaciones y las reproducen.
El autor aclara, para finalizar, que en el campo analizado, la óptica reflexiva, debe servir para seguir ahondando sobre estos primeros resultados.






[1] El autor cita a Tambiah, S. 1985 “A perfomative approach to ritual” en Tambiah, S. Culture, Thouht and social action” Cambridge. MA Harvard University Press. …rescata esta dualidad en los rituales, tanto área se recrean las ferarquízaciones como así también productores y reproductores de significados emergentes. Una mayor formalización puede implicar la osificación de las relaciones de poder, como también puede servir para cuestionar al poder instalado.
[2] En este capítulo resulta interesante analizar el uso que el autor da de las descripciones espaciales que N. Elías hace del palacio de Versalles en la Sociedad Cortesana. En el final del apartado el autor sostiene: Se puede ver que el desarrollo social va configurando sus propias demarcaciones físicas. Sin embargo esa particularidad se inscribe en una organización previa, la de la lógica burocrática de los que están dentro y fuera del Estado. Por esto mismo, todos los elementos espaciales presentados remiten indefectiblemente  fronterización: entradas, salidas, galerías, pasillos, salas, oficinas. Así como tales fronteras dan forma al espacio físico las clasificaciones jerárquicas con las que son identificadas las personas que viven en ese mundo se expresan en términos de proximidad y lejanía al Estado. Lo demuestra tanto el sistema de clasificación que separa al “trabajador contratado” del “trabajador permanente” como el barómetro de la antigüedad laboral: ambos indican grados relativos de pertenencia al Estado. pag 35


[3] Parte misma del trabajo, dice Pantaleón, clasificatorio consiste en una redesignificación de las nociones que se oficializan como legítimas para demandar al Estado. Pedir recursos por ser  carente, pobre o necesitado circunstancial, …otras nociones se manipulan en la secretaría: NBI, población en riesgo social, población en emergencia alimentaria, emergencia habitacional, población bajo la línea de la pobreza…cada una de estas palabras se legitiman en una argumentación técnica elaborada por especialistas. Pag 27
[4] La dicotomía de lo técnico y lo político se intensifica, justamente, en uno de los momentos claves del quehacer cotidiano del programa: Registrar la demanda bajo el carácter de “urgente” y sugerir la entrega de los materiales pedidos.


[5] Categorías instauradas desde mediados del siglo pasado familias, niños, mujeres, discapacitados y de más reciente incorporación  mayores, tercera edad, jóvenes, NBI, población de bajo de la línea de pobreza. Ingresan todas en las carillas de presentación. Pag 27

No hay comentarios: